Cristian y Rebeca mantenían una relación difícil, ella tenía 2 hijas pequeñas, de 5 y 7 años, de un matrimonio anterior, y él no terminaba de aceptarlas. Aquella mañana de sábado la pareja tuvo una fuerte discusión a causa de las niñas, Cristian decidió pasar el día alejado del ambiente hostil de su hogar y darse un baño en el lago del demonio, conocido así debido a que muchas personas murieron en extrañas circunstancias en sus aguas, dando lugar a las habladurías que afirmaban que en el lago habitaba un demonio que impedía a cualquier incauto que osara bañarse, salir de allí. Pero todo cambió a partir de aquel momento. Esa noche Cristian volvió a casa lleno de simpatía, pidiendo disculpas a su pareja por su comportamiento y abrazando y besando a las niñas. El domingo decidieron pasar el día en familia realizando una excursión por la montaña, pasearon, comieron, charlaron y rieron, por la noche volvieron a casa y cenaron sentados junto a la hoguera, después Cristian acostó a las niñas, las besó y esperó a que se durmieran, se acostó junto a Rebeca y durmieron abrazados, a la mañana siguiente, después del desayuno, Cristian se ofreció a llevar a las niñas al colegio, las abrigó, preparó su mochila y se las llevó. Desde casa Rebeca observaba como Cristian se alejaba con las niñas, con una profunda sensación de felicidad y emocionada por la gran época que estaba por venir a su casa, esperó hasta que los suyos desaparecieron en el horizonte. Pocos minutos después la policía llegó a casa de la pareja con una trágica noticia. El cuerpo de Cristian había sido hallado sin vida en el lago del demonio y la autopsia dictaminó que se encontraba en ese estado, al menos, desde la tarde del sábado.
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