Sinusitis.
Lo más habitual es que la sinusitis aguda venga
precedida de una rinitis aguda o crónica, pero a veces la
sinusitis maxilar surge por la propagación de una infección
periapical a través del suelo óseo del seno.
Los agentes responsables suelen ser anfitriones de la cavidad oral y la reacción inflamatoria es absolutamente inespecífica.
El deterioro
del vaciamiento sinusal por el edema inflamatorio de la
mucosa contribuye de forma importante al proceso y, cuando
este deterioro es total, puede retenerse el exudado supurativo,
y producir un empiema del seno.
La obstrucción de su salida,
más frecuente en el seno frontal y menos en las celdillas
etmoidales anteriores, en ocasiones da lugar a una acumulación de las secreciones mucosas, lo que genera el llamado
mucocele.
Con el tiempo, la sinusitis aguda puede originar una sinusitis crónica, en particular cuando exista alguna interferencia
con el drenaje.
Normalmente se reconoce una microflora mixta, en gran parte integrada por anfitriones acostumbrados de
la cavidad oral.
Las formas especialmente graves de sinusitis
crónica están ocasionadas por hongos (p. ej., mucormicosis),
sobre todo en los pacientes con diabetes.
Menos corriente es
que la sinusitis constituya un componente del síndrome de Kartagener, que también incluye bronquiectasias y transposición
visceral .
Todos estos rasgos son secundarios a
un defecto en la acción de los cilios. Aunque la mayoría de los
casos de sinusitis crónica son más molestos que incapacitantes o graves, las infecciones se pueden diseminar hacia la órbita o penetrar en el hueso circundante para provocar una
osteomielitis o transmitirse hacia la bóveda craneal, lo que
determinará una tromboflebitis séptica de un seno venoso de
la duramadre.
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