¿Qué pasa?- le pregunté. Me empezaban a preocupar estas pesadillas, cada vez eran más recurrentes, y la mirada perdida de mi hijo confirmaba que esta era peor a las muchas que tenía.
Soñé....soñé con.... m-mamá otra vez- me dijo entre llantos y con la voz entrecortada por la falta de aire que le ejercía las lagrimas. Yo sólo lo abrazé con fuerza, y lloré junto a él. No sé como pasó. No sé en que momento sucedió. Dentro de mí, habitaba un deseo de curiosidad inmensa por preguntar.
-hijo... ¿qué fue lo que soñaste?- sin ninguna explicación, las lagrimas de mis ojos se intensifican al pasar los segundos, sin siquiera sentir la mínima tristeza por parte del "recuerdo" de "la muerte de mi esposa".
- soñé...- me dijo con voz ya adormilada, cansada por la falta de sueño.- soñé que los tres íbamos a un día de campo. Mamá traía un hermoso vestido blanco, tú traías la comida, y yo llevaba el pan para alimentar a los patos de la alberca. Pero como si nada,... el cielo se nubló, y los patos de la alberca se fueron volando a no sé donde. Los arboles y el césped perdieron su color, dejándolos ...grises. Mamá ya no se encontraba cerca, tú sólo me dabas unos de tus típicos abrazos y me decías "todo estará bien" como lo dijiste hace tiempo. Luego..., todo se oscureció, y escuché a mi madre gritar de enojo y rabia, maldiciendo a la nada misma... y después riendo. ¿qué significa papá?
-...- lo miré con dudas, remordimiento, y arrepentimiento. Después de todo, el pasado te condena, te deja libre, libre... pero con culpa. Yo sólo me digné a besarle la frente, arroparlo, darle un suave respiro, y decirle con un usual tono paternal que ya tengo hace tantos años- todo estará bien, ...vuelve a dormir.
Salí de la habitación de mi hijo, cuya puerta estaba vieja y agrietada. - debo arreglar esa puerta- dije en mis pensamientos mientras me dirigía a mi cuarto. Era grande, blanco como los buenos pensamientos, pensamientos que hace mucho no tenía. Y con una gran cama, cama que podían caer tres personas en ella, como lo hizo hace mucho...- ¿por qué estás tan pensativo?- me preguntó, con su típico tono cariñoso mi esposa. Se acostó a mi lado y me abrazó.- ¿volviste a verlo verdad?
...¿volviste a ver a nuestro hijo en su habitación?- yo sólo guarde silencio, mientras mis ojos se hacían cascadas de sentimientos encontrados, sentimientos que creí que se harían más duros tras su muerte.- ¡ya deja de llorar!... ¡ya estoy harta de que esto pase cada noche!- me gritó, y yo no respondí. Después de todo creo que ya estoy loco, mi hijo estaba muerto, y estaba hablando con él. ¿Quien en su sano juicio hace eso?... Nadie más que un loco.
Me armé de valor, y sólo mirando la pared de mi lado de la cama, le dije en voz alta-¡¿ y como quieres que esté?! Si desde ese puto día que me tuviste que obligar a matarlo lo sigo viendo,... este es mi castigo por lo que hice. El castigo que dios me dio por lo que hice.-
- si ese fuera el caso... ¿cual es mi castigo?- me respondió con un abrazo por la espalda, sintiendo su frio respirar en mi cuello. Y yo sólo respondí.
- que aun después de que te maté, tu espíritu sigue esperándome en esta cama. Igual que él en su habitación, para que lo valla a calmar cada noche por sus pesadillas.- sin más me acosté en esa cama donde no me acompañaba nadie. En esa casa donde nadie habitaba. En ese terreno fantasma. En ese patio cerca de ese roble horripilante. Ese roble donde mi cuerpo cuelga de una cuerda, con mirada sonriente y que reflejaba la paz que tanto ansiaba., paz que no conseguiré más,... ni siquiera en esta casa.
Donde nadie habita....
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