La joven Bernadeth Manfield
Su tía madrina, hermana de su madre, fue quien entregó el alma de la sobrina al demonio, incluso antes de que naciera Bernadeth. Su madre se quedó embarazada antes de la boda y su tía, lo descubrió todo. Juró que no se lo contaría a la familia, pero le pidió a su hermana la dejara consagrar la niña al demonio.
Así no le pasaría nada a ella, incluso siendo hija del pecado, como así la llamaban. Bernadeth nació prematura y, desde pequeña, fue muy apegada a la tía, que le enseñó algunos rituales satánicos, como por ejemplo, la entrega del alma para el príncipe de las tinieblas. Como su madre murió cuando ella cumplió 7 años, la tía madrina llevó a un lago y juró al demonio que la niña sería sacrificada allí. Y así sucedió.
El cuerpo de la joven fue encontrado 3 días después y la tía logró probar su inocencia ante la muerte de la niña. Como prueba de su inocencia, se vistió y maquilló el cuerpo de la ahijada, para una última foto antes del sepelio.
Lo curioso es que en el momento de la foto, los ojos de Bernadeth brillaron y sus labios se movieron diciendo las siguientes palabras: " Ut Mihi ", que significa " Me lleva Lucifer ".
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