Ojos Verdes.
Siempre han sido mi debilidad – dice el hombre ante la sonrisa de una dama, esas esmeraldas brillan en su rostro llevando al éxtasis a ese sujeto, quien las mira como un niño embelesado ante un juguete nuevo.
Un encuentro casual en el puesto de periódicos termina con una taza de café americano. La joven sonríe ante las palabras del individuo, hasta hace algunas horas un extraño. – Como le iba diciendo – comenta él después de darle un ligero sorbo a la taza, – desde niño los ojos de color han sido mi punto débil, podría pasar una eternidad mirándolos sin cansarme jamás. Se podría decir que son mi fascinación – concluye.
Pasa el tiempo y la pareja sigue frecuentándose. Días, semanas, meses. Hasta esa mañana fría de noviembre, el hombre se levanta y ve esos ojos que lo miran desperezarse; el sonríe. – Me encanta como me miran esos luceros por la mañana – dice mientras prende la televisión. El conductor del noticiero esta hablando de una información de última hora.
"Y nuevamente el asesino serial acaba de atacar, esta vez la víctima fue una joven de veinticinco años que respondía al nombre de Genoveva Gutiérrez. El cuerpo fue encontrado en las calles…"
Él se levanta y recoge un frasco en especial de entre los demás, un recipiente de cristal desde el cual dos esmeraldas lo observan.
– Mira – dice con una sonrisa sarcástica – están hablando de ti.
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