Tenía aproximadamente 16 años la primera vez que decidí atentar contra mi vida.
Salí a beber, me emborraché con tragos fuertes y llegué a mi habitación, tomé una cantidad inmensa de pastillas (no las nombrare para no dar ideas) y me tendí en la cama.
Miraba el techo, daba vueltas y nada pasaba, bueno, decidí mejor dormirme.
Desperté espantada a las 3 de la mañana, ví mi cuerpo bajo las sábanas, estaba totalmente blanca, los labios entre azul y morado, veía como mi corazón latía tan fuerte que empujaba mi pecho de un lado a otro, lo único que podía sentir era un frío inexplicable que nunca había sentido ni he vuelto a sentir.
Al despertar en mi cama al día siguiente, no podía moverme, mis brazos estaban cruzados.
Según yo, me pare, fui al baño, lavé mi cara y al cerrar los ojos, volví a estar en mi cama, en ningún momento me había movido de allí, estaba en estado vegetal.
Mis padres al encontrarme así me llevaron al hospital pero mi cuerpo ya había disuelto la mayor parte de los medicamentos lo cual me indujo a un coma profundo de tres días, que para mí fue un pestañeo, a día de hoy nose que fué esa experiencia, pero es alucinante
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