Helicobacter pylori ~ Mundo Espiritual Y Salud

sábado, 19 de enero de 2019

Helicobacter pylori

Helicobacter pylori

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Incriminada inicialmente como causa de úlcera péptica, H. pylori ha adquirido ahora la dudosa distinción de ser la primera bacteria calificada como cancerígena. De hecho, la infección por H. pylori está implicada en la génesis de los adenocarcinomas y linfomas gástricos.

El escenario en el que aparece el adenocarcinoma gástrico se parece al del cáncer de hígado inducido por los VHB y VHC, porque depende de una mayor proliferación de células epiteliales sobre un trasfondo de inflamación crónica. 

 Como sucede en la hepatitis vírica, el medio inflamatorio contiene numerosos compuestos genotóxicos, como especies reactivas del oxígeno. Al principio ocurre una gastritis crónica, que se sigue de atrofia gástrica, metaplasia intestinal de las células de revestimiento, displasia y cáncer. 

Esta secuencia tarda varias décadas en completarse y solo se encuentra en un 3% de los pacientes infectados. Como ocurre con el VHB y el VHC, el genoma de H. pylori contiene también genes directamente implicados en la oncogenia. 

Las cepas asociadas a adenocarcinoma gástrico contienen, según se sabe, un «islote de patogenicidad» con el gen A asociado a la citosina (CagA). A pesar de que H. pylori es una bacteria nada invasiva, CagA penetra en las células del epitelio gástrico y realiza diversos efectos, como el inicio en la cascada de señalización que remeda una estimulación desregulada de los factores de crecimiento.

Como ya se ha señalado antes, H. pylori comporta también un mayor riesgo de linfomas gástricos. 

Los linfomas gástricos se originan en los linfocitos B y, dado que estos tumores muestran algunas de las características de las placas de Peyer normales, a menudo se denominan linfomas del tejido linfático asociado a la mucosa o MALTomas (también se expone en los capítulos 13 y 17). 

La patogenia molecular no se termina de comprender, si bien intervienen, al parecer, factores específicos de la cepa de H. pylori, y factores genéticos del anfitrión, por ejemplo, polimorfismos en los promotores de las citocinas inflamatorias, como IL-1 (3 y factor de necrosis tumoral (TNF). Se cree que la infección por H. pylori hace que aparezcan linfocitos T con reactividad a H. pylori, lo que, a su vez, estimula una proliferación de linfocitos B policlonales.

 Es posible que durante las infecciones crónicas se adquieran mutaciones actualmente desconocidas que otorgan a las células una ventaja para el crecimiento. 

Estas células crecerían hacia un «MALToma» monoclonal, que, aun así, seguiría dependiendo de la estimulación, por los linfocitos T, de las vías de los linfocitos B que activan el factor de transcripción NF-kB.

 En esta etapa, la erradicación de H. pylori mediante el tratamiento antibiótico «cura» el linfoma, al eliminar el estímulo antigénico de las células tumorales.

 Sin embargo, en etapas más avanzadas, quizá se adquieran mutaciones adicionales que determinan una activación constitucional de NF-kB. 

En este momento, el MALToma ya no requiere el estímulo antigénico de la bacteria para crecer y sobrevivir, sino que tiene la capacidad de extenderse hacia otros tejidos más allá del estómago.

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